Presenta un color caoba oscuro y profundo, con destellos cobrizos, y una lágrima densa y lenta.
Ofrece una nariz intensamente compleja y seductora, dominada por aromas a pasas, higos secos y dátiles, con toques de regaliz y café.
En boca es dulce, denso y untuoso, con un dulzor equilibrado por una acidez sutil, dejando un final largo y persistente con notas a frutos secos tostados.
12-14 ºC
Ideal para acompañar postres de chocolate negro, quesos azules curados o como vino de meditación por sí solo.
En el universo de los vinos dulces españoles, el Pedro Ximénez La Cañada de Bodegas Pérez Barquero emerge como una joya de excepcional carácter y complejidad. Más que un simple vino, es una invitación a un viaje sensorial a través del tiempo y la tradición vinícola de Andalucía. Cada sorbo de este Pedro Ximénez es un testimonio de la dedicación, la paciencia y el saber hacer de una bodega que honra sus raíces con cada botella que elabora.
La historia de Bodegas Pérez Barquero está intrínsecamente ligada a la prestigiosa Denominación de Origen Montilla-Moriles, cuna de algunos de los vinos más singulares y apreciados de España. Ubicada en el corazón de esta región andaluza, la bodega se ha consolidado como un referente en la elaboración de vinos generosos y dulces, especialmente aquellos que nacen de la noble uva Pedro Ximénez. Con un profundo respeto por los métodos ancestrales y una mirada constante hacia la innovación, Pérez Barquero ha sabido preservar la autenticidad de sus vinos, creando expresiones que cautivan por su personalidad y su conexión con el terruño.
El legado de Pérez Barquero no solo se refleja en la calidad de sus vinos, sino también en su compromiso con la sostenibilidad y la preservación del entorno natural que les da vida. Cada paso en la elaboración de sus vinos, desde el cuidado de la viña hasta el reposo en bodega, se realiza con una meticulosa atención al detalle, garantizando que cada botella sea un fiel reflejo de la esencia de Montilla-Moriles.
El Pedro Ximénez La Cañada es el resultado de un proceso de elaboración que honra la majestuosidad de la variedad Pedro Ximénez. La uva, cultivada bajo el sol andaluz, es sometida a un cuidadoso proceso de asoleo, donde los racimos se deshidratan para concentrar sus azúcares y aromas. Este paso es crucial para definir el carácter dulce y denso que caracteriza a este vino.
Tras la fermentación, el vino inicia un largo y pausado proceso de crianza en botas de roble americano. Es en estas venerables barricas, con capacidades que oscilan entre los 500 y 600 litros, donde el Pedro Ximénez La Cañada desarrolla su profunda complejidad. La crianza, que se extiende por un periodo medio de 25 a 30 años, permite que el vino evolucione lentamente, adquiriendo matices únicos y una elegancia que solo el tiempo puede otorgar.
Este prolongado envejecimiento, bajo el sistema de soleras y criaderas, es una verdadera alquimia que transforma el mosto inicial en un vino de una riqueza y persistencia excepcionales. La madera de roble americano aporta sus notas tostadas y especiadas, que se integran de manera armoniosa con los aromas primarios de la uva, creando un perfil aromático y gustativo verdaderamente inolvidable.
El Pedro Ximénez La Cañada es un vino que invita a la pausa y a la celebración. Su profundidad y complejidad lo convierten en el compañero ideal para momentos especiales, aquellos que merecen ser realzados con un vino que esté a la altura de la ocasión. Su carácter dulce y denso, combinado con su elegancia y potencia, lo posiciona como un excelente final de comida, capaz de cerrar una velada con broche de oro.
Este vino es una opción a considerar para acompañar postres que no sean excesivamente dulces, permitiendo que sus propias notas dulces y su riqueza se complementen sin opacar el plato. También puede ser una excelente alternativa para maridar con quesos curados o azules, donde su dulzor y su estructura pueden equilibrar la intensidad y salinidad de estos productos lácteos.
Más allá de los maridajes específicos, el Pedro Ximénez La Cañada es un vino para disfrutar en solitario, para saborear con calma y dejarse envolver por su complejidad. Es un vino de conversación, de esos que invitan a compartir sensaciones y a crear recuerdos. Su persistencia en boca es como un recuerdo imborrable, una experiencia que perdura mucho después de haber terminado la copa.
Para asegurar que el Pedro Ximénez La Cañada conserve toda su magnificencia, es fundamental prestar atención a su conservación. Idealmente, las botellas deben almacenarse en posición horizontal, en un lugar fresco y con temperatura constante, preferiblemente entre 12 y 16 grados Celsius. La ausencia de luz directa es también un factor importante para preservar la integridad del vino.
Una vez abierta la botella, se recomienda volver a taparla herméticamente y conservarla en refrigeración. El vino, al haber estado expuesto al aire, puede experimentar una ligera oxidación, pero su naturaleza y crianza prolongada le otorgan una buena resistencia. Consumir la botella en un plazo razonable tras su apertura permitirá disfrutar de sus características óptimas.